25.3.12

6 ΠΟΙΗΜΑΤΑ ΣΤΑ ΙΣΠΑΝΙΚΑ

ΜΕΤΑΦΡΑΣΗ: Mario Domínguez Parra

De Torbellino de ébano

EL NACIMIENTO

En una casa llena de anatemas…
¿Quién da importancia a los deseos?
Aún desenrollan el ovillo las Parcas…
¿Quién da importancia a los deseos?
Aún se quema el aceite en el candil…
¿Anatemas susurran o los conjuran?
¿Quién se encarga de los deseos?
La luz de su lámpara
agiganta la sombra de mi cama…
Parece una torre, castillo inexpugnable, abstruso monte de los Santos.
¿Quién se encarga de los pecadores?
Agua pido.
Mucha.
Tengo sed.
Agua maldita y aceite consagrado…
presentes que me trajeron las Parcas.
¿Quién se encarga de los pecadores?
En una casa llena de sepultureros…
¿Quién da importancia a los vivos?

EL POZO

A hurtadillas, avanzada la noche,
alguien me susurra secretos…
y luego risas se escuchan contenidas.
A hurtadillas en el pozo,
en sueños vi gatear a una vieja…
y luego devino bebé que parecía lucifer.

A hurtadillas en el barrio de más allá,
cirios encendidos…
¡atizan el fuego y queman a Satanás!
Y después hebras de fuego
cercan la sementera…
¡fuegos de artificio!

A hurtadillas, avanzada la noche,
aún gatea la luna en el pozo.
Llantos se escuchan contenidos…
y mi vieja madre que traiga agua grita,
para conjurar el fuego de la sementera…

DEBILIDAD

Voces estimulantes y risas burlonas…
resuenan hace dos días en mis oídos.
El viento congela cada zona de poder que halla.
En la oscuridad primero se congelan los pies.
Imposible elevar mi vil estatura…
Hacia algún…
otro…
hermano…
diferente y compasivo.
Me detengo en el umbral del estímulo y la burla
de cada progreso estéril,
personificado y huérfano.
Me detengo y me rindo.
El frío…
La oscuridad…
Seduzco.
Un escudo de uñas elevo y tras él me encierro.
La reina pecadora
se movió…
tropezó…
Luego sacó su diamantina corona de su laberíntica cabellera.
Se la puso en el dedo.
En el mismo dedo cuelgo el escudo.
No me moveré.
¡Quizás me vea!
Con rabia robaré…
la primera hora de dolor que anida en almas débiles y humildes,
…¡su idolatrado anillo!
¡Y correré!
¡A por ayuda correré!
Doy gracias al Viento…
que congeló la putrefacta confianza,
el tercer día de desesperación.
La soñada fuga consumió cada uña.
¡Este hurto nunca ocurrió!

 


De Erial de pasiones

DUALIDAD

El eremita y el loco
cuentan al revés las horas.
Se visten siempre con harapos. Con acertijos.
Ahogan gritos. Esconden vidas.
Ven profundamente en los otros.
Despiertan verdades. Provocan sospechas.

El diablo y el ángel
cuentan al revés sus amantes.
Se visten siempre en la luz. Como el humo.
Se metamorfosean y desafían.
Saben profundamente qué quiere el otro.
Lo fascinan. Lo vuelven loco.

La existencia y la sombra
cuentan al revés sus proyecciones.
Visten siempre sus alternancias.
Miradas turbias. Fisuras.
Reverberan profundamente en los otros.
Los arrastran. Los confunden.

¿Qué resulta de la unión?

Esta oscuridad que moldea el dual
caparazón de mi ira…
¿a quién conviene apagar?

A aquél que me engañó.

¡Al mismo demiurgo!

QUIMERA

En la cloaca de mi onírico glaciar…
extenderé mentes abiertas de par en par.
Mancillando…
Desdeñando…
Mi frío… clavado aspecto de ingenuo silencio.
¿A santo de qué amaneces, mañana?
El neonato que modelé con sangre en la sangre…
en otro tiempo rompió conjuntos espejados.
Se hizo añicos…
Crió fugitivos…
de la fermentación del mañana con la levadura del reflejo instantáneo.
¿Los salvó?
¡Acuso a los espejismos!
¡Acuso a los poetas!
¿Adónde fue vuestra sombra?
¿Qué rieló en vuestros ojos, ciegos?
¿Por qué llenasteis con estas lágrimas la hora del último aliento?
Ahora veré la reflexión.
Criaré neonatos.
Ahora veré las corrientes.
Líquidas.
Contorno de sangres…
Se postraron alrededor del conjunto de fatales reflexiones de lo instantáneo.
¡Acuso a las adversidades!
Solo los sueños las traen.
¿Por qué no pudieron nunca prestarme atención?
Una fluyente substancia nunca acusó a los sueños.
Extendió mentes abiertas de par en par.
Impedimentos. Silencios. Espejos y Sombras.
Retrocedí.
Mancillando…
Desdeñando…
Mi frío, escultural aspecto, a tu alrededor cuneta de sangre.
¿A santo de qué amaneces, mañana?
Extendí ojos totalmente cerrados abiertos.
¡La tiniebla!

SACRIFICO

Abrí la boca,
para comulgar con sagrada sangre de la mano del sacerdote.
«Sacrifico», murmuré.
Nadie me escuchó.
«Sacrifico», grité.
Nadie me escuchó.
No había nadie a mi lado.
Ni el sacerdote.
Todos se habían ido.
Solo yo…
desnudo y solo,
pecador y verdadero,
inmóvil me encontraba solo, en la cristalina Casa de Dios.
Con la boca abierta por la sorpresa.
Boca en cuyo interior se encerró el sabor de la sagrada sangre…
de mi víctima,
a la que poco antes había matado.


(Πηγή: «El perseguidor», número 87, Miércoles 29 de febrero de 2012)


Υ.Γ. Μάριο ευχαριστώ πολύ!